"Mundos de Narayana" Pequeño relato [primer capítulo]

“El ser único reposaba sobre si mismo. Se formó en su esencia, un deseo, ser primera semilla de todo…”

El dios supremo, Narayana, imaginó por un momento a un hombre con todos sus poderes divinos concedidos. La encarnación elegida para reproducir el símbolo que representa al todo. Lo más poderoso en su forma más pura y definitiva. dios absoluto impregnado en el hombre.
Una apariencia joven que ha visto brotar cada semilla del mundo... no envejece su piel, es carne y hueso que no se pudre con el paso del tiempo. un hombre otorgado de la más increíbles fuerzas, capaz de llegar al alma de cualquier ser. en si mismo es destrucción y compasión, atributos los cuales puede utilizar con solo desearlo; una fuente continua de sabiduría, una emanación de luz que no cesa. un ser envuelto en un cielo de estrellas que cobija cada centímetro de tela que lo cubre.

La meditación se excitó, le abordaron imágenes donde batía el enorme océano de leche para buscar de nuevo su inmortalidad... retuvo esa imagen en su consciente. el ser encarnado en hombre.
el color azul cielo de su cuerpo, recordando el color de lo más alto, la lejanía de los muchos cielos y atmósferas que separan los mundos...y el también color azul agua, color de cada océano y mar que envuelve y da vida, sustancia y transporte que llega a cada rincón de esta existencia... doradas serían sus ropas, puras y más brillantes que el dios sol... no podía ya frenar estos estímulos...
  • “Cualquiera que sea el aspecto en el que se observe a dios, representa  preservación y amor a la creación...”
Narayana trasladaba el alma a los hombres, a través de su tercer ojo podía visualizar este maravilloso milagro en forma de proyección; pero despertaban en sus sentidos meditativos la opción de preservar su creación hecho de carne y hueso... distraerse de lo absorto que era su propia perfección imperturbable, para transportar su poder a la tierra. - “quiero viajar en la piel sin aún destinar de un niño y trasladar mi conocimiento, orden y paz a la Tierra.”-

Es muy elevado escrutar en lo bello que sería brotar la dulzura de ser un recién nacido, sin experiencia, y en si dentro, cargar con la belleza de todas las flores, pétalos y frutos del mundo al ser dios... la profunda meditación trasformó. la agitada balsa del dios estaba despierta. el hombre de piel
azul color cielo y océano se dibujaba en la agitada imaginación, cada vez con más intensidad.

¡un rostro de gran placidez le acosaba! alzó la sagrada caracola de una de sus manos. la hizo sonar.
la energía del OM batió cada rincón del universo. La vibración sacudió primero el monte Meru, morada de los dioses, situado como corona en su cabeza. Las entidades contemplativas como Shiva, situado en lo más alto del monte. Vieron interrumpidas su larga meditación ante tal estruendo. la resonancia fue muy intensa. la conexión de lo físico con lo espiritual. el símbolo primordial, origen y principio de la vida...

El señor Brahma surgió a su vez de su ombligo, en una enorme y bella flor de loto, brillante y de largo tallo, símbolo de toda la pureza; agitado por la reverberación producida por la concha. Narayana les demandó enseguida consejo a ambos. Estaba cohibido por estas manifestaciones de hallarse en cuerpo de un hombre color azul cielo y océano.
Shiva, seguidor de la vida ascética, yogui de larga meditación y siempre benevolente; acudió primero
recordó que con su poder podía encarnar la tierra como recién nacido, y que no sería desdichado.
Le aconsejaba fielmente en realizar una profunda meditación, la cual transportaba el OM en siete notas a través de su tambor, y se producía la vida fecundando a una mujer. Por lo contrario el dios señor Brahma, creador mismo de todo su universo, arquitecto del mundo; le recordó lo solapado y peligroso que representa el ser humano para volver a transcender luego en dios. las penas que traería consigo... le aconsejó no transmutar en carne...bien sabía que nunca andaba entre asuntos de
mortales , no podría preservar su regreso. Narayana escuchaba los consejos de Shiva y Brahma como
ecos sordos… la imagen del recién nacido inundó su alma.

Brahma sacudió de repente el océano que todo lo rodeaba.

Se produjeron descargas en si mismo, era la fuerza del dios. El agua superó su balsa despierta, emergiendo de la nada un mar embravecido de energía, Dio un golpe seco sobre el pecho
del dios supremo y se evaporó, dejando tras sí una marca..-“la marca auspiciosa, Srivatsa, una señal representada como un lazo o soga enroscada como emblema del amor” -

Narayana no sintió ira hacía brhama… sentía el deseo de amarle, ser el descenso de dios al hombre con el amor. la misericordia. Brahma quiso revelar de esta maera el dolor de que siente cualquier ser humano, Compasión y piedad. la dualidad del mundo que nace y que muere, las heridas que marcan lo puro. Narayana se dirigió hacía él ,mostrando su Padma, flor de loto, cuyo aroma daba placer,
atrayendo así la energía del dios: -“acabo de ser bendecido por tu amor Brahma, esta marca es signo de lo humano, gracias.”- continuo hablando:
  • “Cuando encarne, Shiva se encargará de mi destrucción y muerte como hombre, y mi resurgimiento como a dios a ti, Brahma.”- 
Brahma sin antojarse, hizo lo contrario a lo que pretendía. ya no tan solo dormía y soñaba las actividades de todos los seres vivos, Narayana, encarnaría el mundo. De repente, el tercer ojo de Shiva, con el cual percibe el futuro, se encendió mostrando una enorme pantalla de luz sobre
sus ojos meditativos por todos los rincones del monte Meru.

“La proyección del futuro sobre millones de universos”

Shiva vio en esta luz un dios... una reproducción de si mismo en apariencia y pura como los dioses. no se trataba de él, lucía como un dios de cuatro brazos color azul cielo y océano… no era
solo encarnación de arayana, si no también un salvador. El dios supremo, Narayana, curioseaba en las visiones de Shiva; junto a Brahma, observando inquieto los acontecimientos.
La visión de Shiva continuaba latiendo fugazmente…mostraba un paraíso de oro y piedras preciosas.
todas las deidades del universo adoraban y bendecían la llegada de este dios. Shiva y todos sus
seguidores lanzaban pétalos de flores a sus pies. Este paraíso, esta morada, mostraba el refugio
espiritual del dios de cuatro brazos, muy lejos de la más alta colina del monte meru, distante
y en la grandeza más inalcanzable para Shiva. El dios supremo detuvo la visión de Shiva. el cosmos 
se fundió a negro nuevamente y su tercer ojo se cerró. la sacudida de luminiscencia volvió a dar
albor a las estrellas del universo. la arena del reloj del tiempo volvía a caer a su ritmo.

Tanto Shiva como Brahma habían intervenido ante la petición de Narayana. el dolor humano y amor mostrado por Brahma, y la visión de un dios azul de cuatro brazos en un paraíso... Narayana comprendía que antes de ser hombre, sería dios.
  • “Omnipresente y humano, así será esta deidad, preservador del orden establecido y capaz de evitar los extremos. Difusor del amor en sus encarnaciones en el mundo. un ser de cuatro brazos hacía arriba donde portará la maza y el disco, junto a la flor de loto y caracola sagrada.”

PRÓXIMAMENTE EL SEGUNDO CAPÍTULO.