Soma, dios de la luna.

El dios Soma representa lo líquido, el frescor y la luna. Es la "provisión de inmortalidad", la comida de sacrificio de la que se alimentan los dioses. Soma es la personificación de una planta alucinógena, en cuya preparación yace el corazón del sacrificio védico.

Se ha discutido mucho acerca de la identidad de la planta soma que se exprimía y bebía durante los sacrificios. Muchos creen que es la seta alucinógena Amanita muscaria. La propiedad del soma, "el elixir de los dioses... que más a menudo se discute es la sensación de euforia y éxtasis que experimentan los que lo beben. 

El dios Soma y su elixir divino:

El soma, al igual que la Amanita muscaria, se cree que era rojo. Se supone que debía exprimirse y embotellarse artes de que se pudiera beber. En el Rigveda, el soma es llamado a menudo madhu (miel) y pavamana (un líquido amarillo tostado), refiriéndose probablemente al color amarillo oscuro de la seta tras ser exprimida.

La Amanita muscaria ha sido usada durante miles de años por los chamanes siberianos para provocar estados de éxtasis. La planta crece en Siberia y Afganistán y los arios podían conocerla desde su tierra natal. Sin embargo, los suministros en el valle del Indo y las llanuras del norte de India tendrían que haber sido mínimos, y parece que el contacto cada vez menor de los arios con la Amanita muscaria coincidió con una elaboración cada vez mayor del ritual del soma. La seta alucinógena Amanita muscaria fue probablemente sustituida por otra sustancia y, quizá fuese el mismo ritual, con sus fórmulas mágicas y sílabas sagradas, el que inducía el estado de trance descrito en los Vedas.


Soma, nectar de la inmortalidad y embriaguez:


Soma es el nombre de una planta hasta ahora no identificada y de jugo amarillo. En el culto sacrifical védico, el soma jugaba un gran papel, pues el jugo funcionaba de forma similar a la amrit (néctar) como bebida de la inmortalidad y figuraba entre los medios de subsistencia fundamentales de los dioses. Al jugo de la planta del soma se le atribuirán cualidades provocadoras de embriaguez, debían inspirar tanto a dioses como a seres humanos. De ahí que la poesía de los himnos védicos deba realizarse tras el disfrute del soma. 

Dado que el Soma y la Amrit que se produjeron del batido del mar de leche para conferirles inmortalidad a los dioses, pueden ser equiparados entre sí, en los últimos tiempos se otorgan también a la luna (Candra) como Soma. La luna, que con su luz lívida anima el crecimiento de las plantas mientras dona su húmedo néctar, se hace más delgada con el tiempo para luego volver a engordar. 

En la media luna, se veía un cuerno que estaba lleno de néctar. En la primera mitad del mes, los dioses beben del néctar, y en la segunda mitad, se alimentan de ella los espíritus de los antepasados. La luna misma será alimentada por el dios del sol Surya, con el agua del océano.
"El dios del Soma" y "El Señor de las Plantas". El sol y la luna juntos forman el sacrificio cósmico. El sol encarna el surgimiento de todas las cosas y la evolución, mientras que la luna responde del final de la evolución o de la disolución.



Rasgos del dios Soma:
Soma se identifica con la deidad lunar védica Soma (literalmente ‘jugo’).
Descrito como joven y bello, lleva en las manos un loto. Va montado en un carro, que simboliza a la Luna, con el que recorre el cielo cada noche, tirado por diez caballos o antílopes  El nombre de Soma hace referencia al soma (jugo ritual) y convierte a la Luna en el dios de las plantas y la vegetación.
El dios de la luna será representado sobre un carro tirado por un antílope o por diez caballos blancos. Aparecerá con los brazos semejantes al dios del sol, con capullo de loto en las manos. La escultura está de pie sobre un pedestal de loto, de manera que queda patente y clara la naturaleza acuosa de este dios. A las representaciones con cuatro brazos se les puede añadir además de los lotos otro atributo: la maza. 
La cuarta mano nos muestra un mudra, que es la mayoría de las veces, el gesto de la concesión de los deseos. Detrás de la cabeza del dios se muestra una especie de brillo sagrado en forma de círculo o de hoz, es decir una aureola.